Sinceramente
no tenía pensado publicar aquí temas acerca de la situación del país donde
vivo, ya sean criticas para bien o para mal, pero como bien dice uno de los
artículos anteriores de este blog: “Mi respuesta”, al carajo, desde ahora
publicare cosas diferentes de vez en cuando, después de todo este blog no se
llama “el andén fortuito” por nada (fortuito significa aleatoriamente alocado
inesperado).
Soy un joven venezolano que estudia
contaduría pública, le gusta la economía, él no había querido publicar cosas
sobre su país para evitar polémicas pero ya decidió hacerlo (porqué rayos hablo de mí en tercera persona?)
no se bueno en fin, ahora procederé a escribir de lo que realmente viene al
tema: Los nuevos billetes venezolanos.
Para entrar en materia, el 1 de
Enero de 2008 entró en vigencia una reconversión monetaria del Bolívar tras
alcanzar un alto nivel de devaluación. Desde entonces se ha cambiado la
denominación, diseño y valuación del circulante; cuyo cambio más importante fue
el de ajustarle la denominación dividiéndola entre 1.000, para así básicamente
“quitarle” tres ceros al valor nominal y facilitar el proceso de sacar las
cuentas. Sin embargo, para finales del año 2016, el mandatario nacional para
ese entonces, declaro la emisión de nuevos billetes y monedas por la inflación
del país. Si, la inflación volvió a hacer de las suyas como lo ha estado
haciendo desde entonces, a tal magnitud que, para poder controlar un poco la
economía nacional, el Banco Central de Venezuela tuvo que realizar un aumento
del cono monetario; es decir, imprimir más y nuevos billetes (Bolívares), por
supuesto también se emitieron nuevas monedas, pero a causa de la constante
inflación, las monedas son tan equis’ que ya no se usan ni para comprar
caramelos.
Con este aumento del cono monetario,
la economía venezolana está contando con trece (13) billetes para efectuar
operaciones financieras, cuyos billetes van desde el valor nominal de 2 Bs.,
hasta de 100.000 Bs., es decir, se presentan en denominaciones de 2, 5, 10, 20, 50, 100, 500, 1000,
2000, 5000, 10 000, 20 000 y 100 000 bolívares. Cosa que es
totalmente inusual dada la gran diferencia de valores nominales entre sí,
teniendo que llegar a reunir absurdas cantidades de billetes de baja denominación
para equiparar el valor de un solo billete “poderoso”.
Sacrifico a mis 200 billetes de Simón Rodríguez de 50 Bs. para invocar a mi nuevo Simón Rodríguez de 10.000 Bs |
Además, es como si los tres ceros
que antes le habían quitado al Bolívar, ahora han resucitado del más allá, y
vienen de mal humor... y hablando de resucitar, tenemos un claro ejemplo con el
billete de 100 Bs. Cuando, el 16 de Diciembre, el mandatario nacional anunció
que dicho billete estaría fuera de circulación, pero al cabo de tres días resucitó
de entre los muertos, el billete que, para ese momento, era prácticamente el más
utilizado y con mayor circulación en el país, y a pesar de eso, al menos una
vez a la semana se anunciaba la anulación del billete de 100 Bs. pero aun así
se seguía usando como si nada días después, o sea que ha sido un billete bien duro
de matar.
Pero bueno... qué se le hace, esto y otras cosas extrañas que pasan en una economía tan inestable como esta. Así que a todas estas no sé si sentirme triste porque este cambio en el cono monetario no reducirá la inflación, o sentirme honrado de tener unos billetes sayayins que al cabo de unos años de entrena(inflación)miento, hayan logrado una transformación que les permita cambiar de color y fuerza... bueno, al menos en teoría.
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