martes, 23 de noviembre de 2021

Carta para un último amigo

       Con esta carta, saludo con el alto grado de efusividad que amerita el protocolo a mis amigos. Me embarqué en una travesía salvaje a través de estas fervientes y traicioneras aguas, y ahora me encuentro a medio del océano viendo como mi barco se inunda lentamente. Si tan solo le hubiese hecho caso al sentido común, estuviera viendo televisión en este momento, con mis pantalones rotos y mis pies desparramados en la mesa, rascándome la barriga como quien no tiene más preocupación que el de encontrar una buena película entre los noventa canales disponibles.

         

        Aunque justo ahora, en medio de mi inminente ahogo y aceptando mi destino, también estoy libre de preocupaciones, solo que ahora no pienso en una película, pienso en mi vida y lo que hice con ella, no me arrepiento de haber comenzado esta mortal aventura, a veces es mejor un día de emoción que una eternidad de aburrimiento, no obstante, sé que voy a extrañar formar parte de este precario mundo. Recuerdo cuando aprendí a tocar guitarra, partía un par de cuerdas todos los meses, pero compuse mis propias canciones para alegrarme o deprimirme a mi atojo. Recuerdo cuando fui al llano y creí ver una rata mutante radioactiva, luego supe que se llamaban rabipelados. Cuando viaje por primera vez en lancha y momentos después impactó contra un cayo. Cuando la brisa fresca de la sabana chocaba contra mi cara mientras cabalgaba hacia el horizonte. 

  

        Ví amaneceres, algunos cuando las fiestas se prolongaban y otras cuando tuve que pernoctar en hospitales. Y aunque muchos se tomen el tiempo demasiado justo y planifiquen todo, por mi parte, las mejores cosas que he hecho en mi vida han sido producto de la improvisación. He burlado a la muerte un par de veces, pero este día dudo que repita esa hazaña. No he necesitado estar en estás circunstancias para extrañar a mi familia y amigos, siempre lo he hecho, aunque nunca les diga nada, y aunque mis palabras queden impregnadas en este papel, no hay nada mejor que decírselos personalmente. 

 

        Lo más triste de esta carta, es que a pesar de que tenga mis más sinceros sentimientos, posiblemente nunca llegue a nadie, estará deambulando en la inmensidad del mar dentro de una botella, esperando un humilde lector. Mi lógica me dice que la botella se perderá en lo profundo del océano, pero si alguna vez alguien logra leerla, solo espero que lo haga como si fuese mi último amigo.


viernes, 16 de julio de 2021

La vida es una metáfora sobre pizzas

       La vida es una metáfora sobre pizzas, éstas son redondas, picadas en pedazos triangulares dentro de una caja cuadrada, no tiene mucho sentido pero aún así se pueden disfrutar, así mismo es la vida. 

        Hay personas que tienen la capacidad de comprar los ingredientes que quieran, desde champiñones importados, hasta la más lujosa de las tocinetas sacada de cerdos pura sangre de apellido noble. Mientras que otros solo pueden conformarse con tener un poco de queso, una Margarita sencilla. Aún así es mejor ser una pizza simple que una quemada, algunas incluso se pudren al poco tiempo de ser hechas. 


        Algunos logran vivir lo suficiente para crecer y ser una pizza muy grande, con borde de queso, otros a penas llegan a pequeñas, se quedan sin masa o están vacías por dentro. Así que lo más importante en la vida no es ser una gran pizza con muchos ingredientes, sino ser una pizza deliciosa, que todos aquellos que prueben tu sabor queden deleitados y te recuerden por lo bueno que eres. Por eso y más, la vida es como una pizza ¿Y tú? ¿Cómo es tu pizza?